España es el tercer país más atacado por los hackers, detrás de EE. UU. y UK”

Imágenes cedidas por Petronor

Bilbao, 13 de marzo

A las siete de la tarde del lunes , en el salón de actos de la biblioteca Bidebarrieta, daba comienzo la presentación del libro Inteligencia Artificial. La tecnología que cambiará el mundo (Ed. ALT autores). Con César Coca como director del AULA DE CULTURA de EL CORREO y la colaboración de BKK. La sala estaba repleta, con casi 300 personas dentro y otro centenar esperando en la puerta sin poder entrar. El catedrático de Economía Aplicada de la UPV, Roberto Velasco, autor del libro junto al consejero delegado REPSOL, Josu Jon Imaz, y el periodista de EL CORREO, Manu Álvarez, dieron la bienvenida al público.

La idea era hablar de los impactos económicos, sociales y políticos que tiene el desarrollo de la Inteligencia Artificial en nuestras vidas, algo que el periodista, Manu Álvarez, presentador del acto, comenzó poniendo en duda: ¿Es inteligente la “Inteligencia” de esta tecnología? Ilustrándolo con la anécdota de que consultado Chat GTP, la aplicación no pudo determinar correctamente la actividad de ninguno de los tres que estaban dando la charla.

A la pregunta de si finalmente se implantará el Metaverso, el profesor Velasco aseguró que “el aterrizaje del Metaverso será inexorable, no se producirá de una sola vez, sino a través de múltiples y pequeños avances, siempre sobre la base del perfeccionamiento de las Videojuegos. En concreto destacó los problemas pendientes de solución en materia de capacidad informática, el contenido tecnológico de las gafas y en el ámbito de la latencia”.

Sin embargo, la oportunidad está ahí, según palabras de Josu Jon Imaz, quien recalcó que “no hay alternativa para la IA, no podemos cerrar este camino porque o lo haces tú o lo van a hacer los de al lado y solo estando al frente de ella puedes intentar minimizar sus efectos negativos”, indicando que en Repsol llevan siete años invirtiendo en esta tecnología y eso les está haciendo optimizar sus recursos. Puso un ejemplo muy terrenal para que todos entendiésemos, contando que Repsol en 2022 vendía 14 millones de barras de pan al año y que, tras trabajar los datos con IA en sus más de 3.300 gasolineras que cuenta en España, la venta de este producto de primera necesidad había aumentado en 2023 en un 16%, algo que hubiese sido imposible sin la aplicación de la IA para analizar la montaña de datos de que disponían. Esa misma IA la están aplicando también en los barriles de crudo que refina la empresa haciendo que el beneficio sea de 40.000 euros al día por refinería desde que la utilizan.

Roberto Velasco, por su parte, destacó el enorme éxito de la empresa Nvidia, suministradora de chips y semiconductores de última generación a los chatbox, detallando las cifras del récord histórico de revalorización bursátil en un solo día registrado por esta firma, originaria de Taiwán.

Aun con todo este beneficio, el miedo sigue ahí. Es inevitable no dudar de esta potencia tecnológica que nos viene, de las especulaciones bursátiles o de los peligros de desigualdades sociales, aunque Imaz recalcó que “al igual que el cuchillo fue inventado antes del “no matarás”, a la IA tampoco se le puede poner barreras de forma que no pueda avanzar. Europa puede acabar en la irrelevancia absoluta si sigue dejando que EE. UU sea la que innove, China la que copie y ella la que legisle. Europa necesita invertir en desarrollo de la IA si no quiere depender del resto de los países en los próximos años”.

El profesor también denunció la gran paradoja que vivimos en estos momentos, pues cuanto más avanzan las tecnologías, más inseguros estamos, tanto en el ciberespacio como a ras de suelo. En este sentido, dio detalles de las operativas de los ciberdelincuentes, así como de las escandalosas cifras de sus atracos. Destacó también que España es el tercer país más atacado por los hackers, detrás de EE. UU. y UK.

Los avances tecnológicos invaden velozmente nuestras vidas y desbordan la capacidad regulatoria de las Administraciones públicas, siempre bajo el control remoto de unos gigantes empresariales que pretenden rediseñar los hábitos sociales en función de sus intereses económicos, sin tener en cuenta los daños que estás acciones pueden ejercer contra la salud del planeta. Recordaba Josu Jon Imaz que en la actualidad, “el 7% de la electricidad mundial se dedica a la IA y en un futuro cercano se calcula que llegará al 13%. Nadie es consciente de que el conjunto mundial de búsquedas de Google o visitas vídeos de YouTube en un solo día, emite más CO2 que todo el tráfico de coches y camiones del País Vasco en un año”.

“Sin contar con la basura electrónica que generan sobre todo los móviles y que está poniendo a África en situación incontrolable de desechos tecnológicos” —añadió Velasco­.

“Lo que deberíamos estar haciendo es descarbonizar la generación de electricidad­ —concluyó Imaz—, invertir en energías renovables que no dañen el planeta, como ocurre ahora con la electricidad que necesita del carbono para existir”.

Finalmente, y tras hora y cuarto de charla, el periodista Manu Álvarez planteó la ausencia de Soft Skill de estas máquinas, su carencia de habilidades sociales y de personalidad, las que facultan a las personas para vivir en su entorno, lo que trajo a colación el necesario papel de la filosofía y las humanidades que explique esta tecnología que ha venido, sin duda, para cambiar el mundo tal y como lo conocemos hasta ahora.

En el tintero quedaron asuntos como las desigualdades sociales provocadas por la brecha digital, junto al anonimato que toleran Internet y unas Redes Sociales que se están convirtiendo en verdaderas cloacas donde crecen adicciones malsanas, como el acoso y la pornografía, con los niños y adolescentes como víctimas principales, temas sobre los que, si alguien tiene interés en conocer su análisis, dijo Velasco, lo encontrará ampliamente reflejado en el libro.

Imágenes cedidas por Petronor